Durante los últimos años la publicidad ha sido el foco de criticas que ha crecido más y parece que no va a dejarlo de hacer. La falta de creatividad con la que actualmente navega la industria no pasa desapercibida ni para el público ni para los propios profesionales.
Después de la Segunda Guerra Mundial nacieron lo que hoy conocemos como adolescentes, un grupo de jóvenes que pasaron de ser trabajar en las fábricas o en el campo para ayudar a sus familias a tener tiempo y dinero para invertir en cultura, música o moda.
Junto a ellos nació la denominada
cultura pop
y así inicio una
revolución creativa
en la publicidad, durante sus inicios nada tenía que ver con el estilo de vida de los jóvenes, sino en los
productos
pero poco a poco, la cultura que traían los
jóvenes
fue metiéndose poco a poco en los mensajes.
Una tendencia que resulto emocionante gracias a su
innovación
y diferenciación. Sin embargo, lo que ha cambiado desde entonces es que, la
iconografía
pop ya no es la excepción en la publicidad, es la norma.
Y es una tendencia que se
retroalimenta. Cuanto más vean los profesionales del
marketing
este enfoque de la publicidad hacia la cultura joven, más asumirán inconscientemente que este es el rumbo adecuado en el marketing.
Dos de las razones por las que las agencias se han sometido al publico joven son; La primera la gran cantidad de empleados jóvenes que existen en ellas y que no cuentan con la experiencia para dirigirse a un público más maduro. Cuando la gente que escribe los anuncios está desconectada de la gente que compra los productos, existe un problema.
La segunda es que rendirse ante la cultura joven es una manera fácil
y atractiva aparentar ser relevante, especialmente si has sido seducido por el círculo vicioso
del marketing y no entiendes el papel limitado que los jóvenes tienen en nuestra economía.
De esta manera, hay que reconocer dos formas de hacer publicidad la compleja que busca desvincularse de las tendencias y de la banalidad para buscar algo interesante que decir y la fácil pero escasa de creatividad basada en añadir algo de brillo con una figura pop, que lleva dominando desde hace décadas la publicidad.